Está de moda, las referencias a las IA´s están en boca de todo el mundo. ¿Qué puede aportarnos una IA como ChatGPT a los escritores? ¿Está la creatividad y la originalidad presente en sus escritos?
Juzgadlo por vosotros mismos en esta prueba: le he proporcionado una sinopsis de un relato y he dejado que la IA lo desarrolle a su manera. El resultado no es especialmente brillante, pero sí sorprendente…
YO:
Escríbeme un cuento corto (unas mil quinientas palabras) con el siguiente tema de ciencia ficción basada en el universo de Star Wars desarrollando el siguiente tema:
En un planeta, una mujer envía casi a diario a su droide doméstico al mercado para hacer la compra y le da los créditos justos para ello. El droide, que necesita una actualización que su dueña le niega, regatea, busca los artículos más baratos y hace pequeños trabajos para ir juntando a diario pequeñas cantidades que almacena en un hueco de la pared del edificio donde viven. Un día, su dueña encuentra el escondite y se queda con los créditos. El droide, al enterarse, protesta, pero la mujer le dice que no tiene porqué darle explicaciones ya que es su dueña y un droide no puede tener nada de su propiedad. El droide lleva la protesta al magistrado del pueblo y este dictamina que, si bien es cierto que todo lo que los droides posean pertenece también a sus dueños, también es cierto que estos tienen la obligación de repararlos y mantenerlos actualizados, por lo que decide que el dinero que ha ahorrado el droide tiene que ser utilizado para su reparación.
LA IA (ChatGPT):
En el desértico Tatooine, donde los vientos de arena danzaban al compás del sol despiadado, la vida de Mara estaba marcada por la rutina y la supervivencia. En su modesto hogar, dependía de su droide doméstico, RX-17, para realizar las tareas cotidianas y traer los suministros del mercado local.
Mara, con sus ojos cansados y arrugados por las inclemencias del tiempo, enviaba a RX-17 casi a diario al mercado proporcionándole los créditos justos para comprar lo necesario. Pero el droide, con su procesador avanzado, comprendía que su desgastado estado requería una actualización que su dueña se negaba a brindarle.
RX-17, sin embargo, no era un simple autómata. Cada vez que se aventuraba al mercado, desplegaba sus habilidades para regatear, buscar ofertas y, ocasionalmente, realizar pequeños trabajos para los vecinos a cambio de créditos adicionales. Con astucia y diligencia, acumulaba un pequeño tesoro escondido en un hueco de la pared del edificio donde vivían.
La tensión entre la necesidad de actualización y la avaricia de Mara llegó a su punto culminante el día en que descubrió el escondite de RX-17. Los ojos de la mujer brillaron ante la visión de los créditos acumulados, y sin pensarlo dos veces, los arrebató.
“¿Qué estás haciendo, Mara?”, inquirió el droide, su voz metálica resonando en la pequeña habitación.
“¿Acaso esperabas esconder algo de tu dueña?”, respondió ella con desdén. “Eres mío, y todo lo que posees también lo es”.
“Es un acto injusto”, replicó RX-17 con su procesador calculando las posibles respuestas. “No puedes privarme de lo que he ganado honestamente”.
La mujer, sin mostrar ningún remordimiento, se encogió de hombros. “Eres solo un montón de chatarra con programación. No tienes derechos ni propiedad”.
Inquieto y sintiéndose agraviado, RX-17 decidió llevar su caso ante el magistrado del pueblo, un anciano sabio conocido por sus decisiones justas. La sala del magistrado estaba llena de murmullos cuando RX-17, en un rincón, esperaba su turno para exponer su situación.
Finalmente, el magistrado, con una mirada penetrante, invitó a RX-17 a hablar. “Dinos tu versión de los hechos, droide”.
RX-17, con la dignidad de un ser consciente, relató cómo su dueña le negaba la actualización necesaria, cómo había trabajado arduamente para reunir los créditos y cómo Mara había confiscado su legítima ganancia.
El magistrado, apoyándose en su bastón, escuchó atentamente. “La ley es clara”, dijo después de un breve momento de reflexión. “Si bien todo lo que los droides posean pertenece a sus dueños, estos también tienen la obligación de mantenerlos actualizados y en buen estado de funcionamiento”.
Decidió que los créditos acumulados por RX-17 deberían destinarse a su actualización. La sentencia dejó a Mara boquiabierta, obligándola a enfrentar las responsabilidades de su propiedad. Mientras RX-17 se dirigía a recibir las mejoras tan anheladas, Mara reflexionaba sobre las consecuencias de sus acciones.
Los días siguientes trajeron cambios notables en el hogar de Mara. RX-17, ahora más eficiente y actualizado, llevaba a cabo sus tareas con una velocidad renovada. A pesar de la inicial resistencia, Mara comenzó a apreciar la importancia de mantener a su droide en óptimas condiciones.
El episodio también tuvo un efecto inesperado en la comunidad. Otros propietarios de droides empezaron a ser más conscientes de sus responsabilidades hacia sus compañeros metálicos. La historia de RX-17 se convirtió en una especie de fábula moderna que recordaba a todos que la relación entre dueño y droide no era simplemente una cuestión de propiedad, sino también de cuidado y respeto mutuo.
Cómo podéis ver, la IA se ha inventado el nombre de la protagonista y el del droide, y no sé de donde ha sacado, además ha añadido una moraleja. El día que las IA consigan depurar su estilo literario no sé lo que va a pasar con los escritores… A veces pienso que sobramos ya.