
Os preguntaréis: ¿para qué puñetas necesita un escritor de ciencia ficción la poesía o el lenguaje lírico?
No es muy frecuente que los escritores del género que nos apasiona se adentren en el terreno de la lírica, y menos en el de la poesía, pero, como siempre, hay gente para todo y hasta podemos encontrar una asociación (la Science Fiction Poetry Association) que convoca premios para autores que presenten obras en este estilo.
La poesía es la sublimación del lenguaje, una forma de dotarlo de belleza y dramatismo y conseguir que la transmisión de ideas y sentimientos sea un ejercicio artístico que estimula nuestro cerebro, invitándolo a generar imágenes y conceptos de una forma más poderosa que lo hace la simple prosa.
Pero, como a los escritores mortales ya nos cuesta transmitir al papel lo que ronda por nuestras mentes, imaginad lo complejo que sería hacerlo sometiéndonos a reglas métricas, versos, rimas y sinalefas.
Mantener un mínimo de calidad en nuestros textos ya es difícil sin usar la muleta de la búsqueda de sinónimos, así que, si a veces no encontramos la palabra adecuada para rematar una párrafo, imaginad lo que sería si, encima, tiene que rimar con la frase anterior o con la primera del cuarteto, y tiene que tener un número determinado de sílabas, ser aguda y no provocar sinéresis.
Entonces, preguntaréis: ¿para qué necesitamos la poesía en nuestros relatos de ciencia ficción?… pues para introducir “perlas” que lo adornen, pequeños incisos que los doten de viveza y originalidad.
Las canciones en nuestros relatos
“Pelas” como, por ejemplo, canciones. En una obra de ciencia ficción que describa situaciones cotidianas, cualquiera de los personajes, en un momento oportuno, puede entonar una canción, y esta debería ser original y adecuada al contexto. En uno de mis relatos de la serie del teniente Ruiz: “Primera misión”, la introducción se abre con un fragmento de una de las canciones más populares de Ferdia, el bardo-guerrero. Dice así:
Dime, soldado,
adónde va el miedo
adónde el amor
adónde los sueños
Pregúntale…
que él si lo sabe…
pregúntale…
al sepulturero
Una canción no necesita seguir las rígidas leyes de la poesía convencional, porque sus rimas son más flexibles, pero debemos prestar atención a la armonía y a la musicalidad de su entonación, y para ello sería conveniente leerla en voz alta o, mejor, cantarla.
Los adornos de este tipo pueden enriquecer de forma notable nuestros textos, dotándolos de una verisimilitud difícil de conseguir por otros métodos.
Otro ejemplo:
En “Las tribus de la noche”, uno de los personajes canta una estrofa de una canción y esto da pie a un diálogo con el protagonista. La escena parece un poco frívola, pero con ella buscaba aligerar la trama (era un capítulo muy dramático).
Carlos se volvió hacia la aurora y se quedó pensativo. Al cabo de unos instantes comenzó a cantar:
… y el sol, amable
me acarició la cara
bronceó mi piel
y me llenó de calor…
—Tienes buena voz. ¿Quién compuso esa canción?
—Es muy antigua, la aprendí de niño.
… Jane salió del agua
y me salpicó, jugando
y calló mis protestas
con un beso salado…
—Nunca he entendido lo del beso salado. ¿Sabes qué quiere decir?
—Esa canción habla de una pareja que se baña en las orillas de un mar, en un planeta donde el sol no mata, probablemente en una playa de arenas como estas. Los mares suelen tener agua salada.
—Un mar… sí, me enseñaron que algunos planetas tenían mares tan grandes que harían falta cientos de días para cruzarlos si se pudiera caminar sobre ellos, pero no sabía que tuviesen el agua salada.
Prosa poética
Emplear este recurso quizá sea menos habitual, pero puede también ser un buen complemento.
Este corto un tanto gamberro se me ocurrió a raíz de la epidemia que nos asola:
Quítate la mascarilla y muéstrame tus labios, tu boca fresca, y déjame, te lo suplico, invadirla con mi esencia, con el beso más sublime que permita mi indigencia.
Te necesito, porque sin ti solo soy un espectro, sin esperanzas, sin sueños, sin otro futuro que la muerte, el olvido, el silencio.
A cambio te ofrezco mi vida, mis conocimientos, mis destrezas y mis talentos, todo lo que en este mundo poseo.
Me dirás… tú solo deseas mi cuerpo, para satisfacer tus instintos, tus anhelos, y dejarme después, desamparada y sola en mi sufrimiento.
Y ahora que todo ha pasado te doy la razón, porque me serví de ti, de tu aliento, y lo sentiría si tuviera corazón, o cerebro, pero no los tengo porque tan solo soy un virus…
Como se puede apreciar, la mayoría de las frases riman, aunque no es necesario para calificar un texto como prosa poética. Lo que sí es obligatorio es que el lenguaje sea lírico y armónico. La mejor forma de leer este tipo de textos es hacerlo despacio, paladeando las palabras, entonándolas y haciendo pausas en las comas.
Resumiendo, aunque no seamos poetas conviene ejercitarnos en la disciplina saliéndonos de nuestra zona de confort, porque siempre viene bien incluir ese tipo de incisos en nuestros relatos.
Muy interesante la poesía en la Ciencia Ficción. No es el género al que me dedico, pero me has dejado asombrada, no lo había leído jamás de esa forma. ¡FELICITACIONES!
Gracias, Jacqueline encantado de recibir tus comentarios